viernes, 30 de marzo de 2007

Señora Presi

Señora Presi:
Primera entrega
(de la serie Cronicas Amargas)

Señora Presidenta, señoras ministras, intendenta, alcaldesas, chiquillas, amigas todas:
En el día del joven combatiente, siendo ya casi la madrugada, estando yo con insomnio y con una picazón general que no me deja en paz; considerando además el hecho indesmentible que en las calles e Santiago se libra en estos momentos campal batalla entre el ya maltratado hasta la hartazgo pueblo de Chile y la históricamente maltratadota policía chilena, en un arranque de lucida reflexión he decidido con sueño y dolor escribirle la primera de una serie de cartas que iré dirigiendo a su administración (por la cual vote, no se si llena de esperanzas pero con optimismo) y publicando en este sitio de acuerdo vayan apareciendo.
Como le decía, esta noche constanto que siento un antiguo dolor que no sentía desde hace tiempo, desde mediados de los 80 cuando era niña, Pinochet era presidente y yo vivía en San Miguel, donde las protestas sumian a mi familia en la alarma y a mi en un estado rara excitación.
Creo que siento dolor porque todos sabemos que esta no será la primera y única jornada violenta, porque sabemos que no es una situación puntual o aislada, referida a un tema acotado como podría ser el desastre del Transantiago. En el fondo de nuestros corazones sabemos que no es una muestra de una voluntad revolucionaria residual llevada a cabo por un grupo pequeño de antisociales sin remedio, sino que es la mentada punta de un iceberg, los primeros síntomas de una enfermedad que compromete a la sociedad entera y que como los granos de la peste, las fogatas anuncian algo mas grande, mas denso y mas grave que lo que la prensa y analistas lobotomizados nos han hecho creer.
Me duele también esta noche la constatación de no tener la resistencia síquica ni física para salir a la calle cuando creo que es justo hacerlo. Me duele cierto aburguesamiento tan extendido entre los jóvenes artistas e intelectuales de hoy, que me tiene algunas partes de la mecánica del espíritu de lucha, francamente oxidadas.
Pienso en las fogatas ardiendo afuera y creo que son piras urgentes donde gente que conozco y respeto porque vaya sabiendo que yo me críe en una población de la periferia de la ciudad, donde todavía viven muchos conocidos, quema el dolor acumulado durante años de democracia donde lo único que hizo la izquierda renovada que le pese o no, usted representa, además de enriquecerse hasta el culo y acumular poder de una manera obscena, fue perpetrar, legalizar y hacer la mejor campaña publicitaria de un régimen económico perverso que esta empobreciendo a pasos agigantados a medio Chile. Porque eso es lo que esta pasando, y es mejor verlo ahora en sus primeras manifestaciones que cuando es un tornado que arrasa con todo.
La gente esta enojada señora presidenta, esta enojada porque esta cansada. El ciudadano común y corriente, el profesional incauto, el microempresario, gente tranquila y trabajadora que antes vivía con relativa dignidad del fruto de su trabajo, hoy tiene que endeudarse hasta la pichula por tres generaciones para hacer la misma mierda que antes, es decir trabajar y vivir malamente, siempre al borde del ataque cardiaco, de la ulcera y el colon irritable, y con el fantasma de una cuenta de hospital que mejor le valdría matarse de una vez.
Y veo hoy a amigos y colegas escribiendo las campañas publicitarias de los bancos que promueven los créditos de consumo con la misma profusión y naturalidad como si fueran sopaipillas y me da rabia. Rabia porque no tengo trabajo y porque no aceptaría tampoco un trabajo como ése, las únicas migajas que el mercado reserva para los profesionales del arte y de la información. Decir mentiras y decirlas bien bonito. Yo seré puta, prestare la concha al primer infeliz que se me cruce por delante, pero mi palabra no la presto, ni la vendo. Yo me pregunto que extraña droga nos hace pensar que pedir un crédito para seguir viviendo una vida de mierda es algo natural, natural y sin la consecuencia a mediano plazo de la ruina de millones de familias. La gente pide créditos porque los sueldos están estancados hace años y todo sube de precio a una velocidad demente. Y sabe usted que tarde o temprano llega el momento de pagar y entonces es cuando sobreviene la ruina de familias enteras. Cosa que aun no vemos o no queremos ver.
La violencia en las calles anuncia una crisis del sistema, no hay que ser muy brillante para deducirlo.
Déjeme decirle que habría que ser además de iluso derechamente idiota para suponer que un estallido social de las dimensiones del que vemos esta noche obedece a una mala implementación de un plan de transporte o a una enferma vocación por la anomia social que experimentan algunos sectores de la sociedad que no tienen nada mejor que hacer que salir a la calle a tirar piedras.
Déjeme decirle que nadie sale a la calle con el consabido riesgo de muerte que eso implica, sabiendo que se va a exponer a una violencia despiadada, y a un maltrato físico en extremo duro, en el mejor de los casos, con la policía tan civilizada que tenemos, porque en casa este todo bien.
La gente sale a la calle cuando ya no da más, cuando está reventada como un gusano en el pavimento y su vida se ha vuelto tan miserable que no hay otra opción. Es eso o la locura o soportar la degradación con pasividad bovina. Y ojo que hemos soportado…
El transantiago no es mas que la gota que derramo el vaso, un vaso que venia haciendo aguas hace mucho rato.
Con respecto al transantiago este no funcionó por una razón muy simple y tan elemental que me extraña que tanto experto que pulula por La Moneda, no haya dado con ella. La razón es porque es un plan completamente indolente que no considera la condición humana de sus potenciales usuarios en ninguna dimensión.
Es un plan que no toma en cuenta ni remotamente las condiciones de desplazamiento de la clase obrera que es justamente la condenada a usarlo. Es un plan que no considera las necesidades y circunstancias de sus usuarios. No considera los trayectos que deben hacer, sus condiciones laborales y sus ingresos, castigados por la aplicación sostenida y sistemática de un liberalismo ya no salvaje sino caníbal que como la sarna esta consumiendo los congelados sueldos y la moral de la gente. Y vivir así es humillante y la humillación sistemática y sostenida provoca rabia y la rabia dan ganas de tirar piedras que quiere que le diga.
Santiago paso de ser un cuartel inmundo y sanguinoliento en los 80 a ser una alcoba pretenciosa, donde (perdoneme la groseria) todos quieren meterle a uno un dedo en el culo, una ciudad cruel, donde estudiar o resfriarse cuesta fortunas.
Una ciudad de mentira que tiene precios europeos y la calidad de vida del congo belga.
El problema no es la delincuencia, ni el vandalismo, ni los saqueos a los supermercados que le aseguro se multiplicarán como en toda crisis grave si no ha cambios reales a tiempo, el problema es la desigualdad, la explotación descarada e impune de un pueblo demasiado paciente. ( o demasiado ingenuo que desde hace 5 siglos sigue cambiando oro por cachivaches de colores) y que hoy esta diciendo que llego a su tope.
Asi es no más pues aunque a algunos “integrados” les moleste la comparación y me encuentren de lo más aguafiestas.
Ahora, le digo, lo mio no es nada personal, creo que usted es una persona buena y honesta y respeto su historia. Pero eso no basta para impedir que un país se transforme en una pesadilla.
El neoliberalismo nos volvió competitivos e indolentes a un punto insólito.
Hay mas bienes circulando hoy, hay mas basura y mas chatarra que no se reciclara ni en siglos, en lo grueso, la capitanía general de Chile es la misma.

lunes, 5 de marzo de 2007

Entrevista con Alfredo Prior

La pintura como una aventura

Siempre vigente y prodigioso el artista plástico Alfredo Prior inaugura en marzo el año expositivo en Buenos Aires con una gran muestra en la galería Vasari, la que se completa con el lanzamiento de un libro que recopila su extensa y múltiple trayectoria. Hace unos meses sorprendió al público argentino con un libro de relatos y un cd de música experimental.

Por Elizabeth Neira desde Buenos Aires

En el reino de los mentirosos el bufón es el único que dice la verdad, pero la dice a su manera, dejándola entrever bajo los velos de la broma, en el punto de tensión de la paradoja, en la risotada del chiste que cuando se vuelve amargo es para revelar el sinsentido de una realidad perturbadora y dolorosa.
En el arte argentino Alfredo Prior ha asumido este papel, el del bufón que le dice al rey que el bello traje que cree llevar no existe, pero a diferencia del niño de la fábula, el artista lo dice a sabiendas de que será tomado por un loco. Así el arte de Prior deja atrás toda inocencia y hace de la fina ironía su arma secreta.
Asi es como puebla sus telas con osos de peluche de oscuras apariencias, inventa muestras con artistas inexistentes, hace perfomances que terminan en pequeños desastres y en definitiva juega con el arte, con sus materiales y con su público, como el bufón lúcido que ha decidido ser.
Esta amplia, lúdica y libertaria concepción del hecho artístico le ha permitido a Alfredo Prior estar presente en la escena artística trasandina desde hace ya tres décadas y ser hoy una de las figuras más consolidadas y a la vez renovadoras.
En el mes de marzo Alfredo Prior inaugura el año expositivo 2007 en la capital Argentina con una importante muestra en la galería Vasari, la que será celebrada además con el lanzamiento de un libro que reúne su extensa y múltiple obra. Todo un homenaje que se suma a los buenos comentarios que despertó la reciente publicación de su libro de relatos “Como resucitar a una liebre muerta” editado por Mansalva y que reúne escritos publicados por el artista entre los años 1972 y 2001 en diversos medios como la Revista Ramona de Artes Visuales, Revista Abysinia, Barbarie, Tokonoma, y el suplemento Radar del diario Pagina 12.
Al igual que su par chileno Adolfo Couve, quién logro una sobresaliente producción plástica en sintonía con su escritura, Prior, en estos textos, hace la novela o la crónica apócrifa de las artes visuales argentinas.
Y es que para este artista el arte tiene que ver con ficcionar, hacer con ciertos elementos de la realidad otra realidad, una paralela que se expande a otros mundos y por lo tanto también a otros códigos. Con el volumen de relatos sobre la mesa, se inicia la conversación.

Un Francotirador

- ¿Concebiste el libro como una suerte de collage?
- No exactamente. Todos los textos salvo uno, se refieren a artistas, o a la vida de artistas. Son historias apócrifas que giran alrededor del mundo del arte. Hay textos que van por ejemplo desde la vida del pintor de la boca que fue el que tuvo la idea de pintar la fachada de las casas como lucen hoy hasta una historia sobre la familia Sotherbys. Son historias falsas, inventos míos. Personajes reales a los que yo les atribuyo historias falsas.
- Eso puede ser peligroso, ¿Qué tipo de personajes te interesan?
- No. No es peligroso para nada porque son pintores muertos, digamos figuras históricas, a las que es interesante endilgarles hechos falsos porque ya tienen una historia oficial conocida por todos
- No es la primera vez que juegas con lo apócrifo
- Si, yo antes lo había hecho para una muestra en Ruth Benzacar donde invente una colectiva de ocho artistas. Yo hacia de curador, y presentaba en el texto del catálogo con fotos falsas a cada uno ellos y a sus obras hechas por mi, todas diametralmente opuestas. Siete eran muy jóvenes y uno tenia ochenta y pico de años.
- ¿Eran todos esos heterónimos tus alter ego?
- Claro, mas o menos así.
- ¿Cuál es la importancia en tu obra de transitar por distintas disciplinas, pintura, performance, literatura y música?
- Son diferentes maneras de pintar. Y la pintura es también una escritura y una melodía. Por ejemplo, la pintura es una escritura en la que pones en juego todo el cuerpo. A la vez, la música y esto es más obvio es también una forma de escritura.
- ¿Cuál de todas estas formas es tu preferida o cual es el tronco del que se desprenden las demás?
- Indudablemente la pintura. Ante todo yo soy pintor, de ahí deviene todo lo demás.
- Toda tu obra esta cruzada por referencias y un conocimiento profundo de las culturas orientales, ¿Existe en esto un rechazo a occidente y su predominio de la razón?
- No, no es un rechazo, es un complemento. Se trata de guardar los equilibrios, precarios ciertamente. Tampoco es que soy un fanático. Hay cosas que no entiendo, el haiku por ejemplo no lo entiendo. Yo diría que soy un estudioso de la pintura china y de ciertos valores que hay en la pintura china, pero es un asunto puramente estético. Soy tan estudioso de la pintura china como de la pintura italiana del siglo XVI o de la pintura norteamericana del siglo XX.
- ¿Cuál es tu opinión del arte argentino hoy?
- No veo mucho porque no salgo, pero lo que veo no me gusta. Toda esta cosa tan pro globalización donde una obra puede ser de un chino o bien de un uruguayo porque no hay diferencia y donde los artistas se limitan a ilustrar los discursos de los críticos que tampoco digamos son grandes obras de escritura sino mas bien reciclajes antojadizos de obras de filósofos.
- ¿Cómo es tu relación con la crítica?
- (risas) Mira, hay una frase de no me acuerdo bien de quién es pero que yo use una vez para una muestra atribuyéndomela y que ilustra lo que yo pienso al respecto y que dice: “Hay un momento en que el critico desaparece en la obra de alguien y cuando reaparece lo hace montado en un burro en perspectiva”. La crítica es útil a una industria cultural que reduce la obra a espectáculo. En general las ferias y bienales de arte son para mí como parques de diversiones.
- Sin embargo tú has participado en importantes ferias y bienales
- Si claro, no soy un out sider. No me interesa ser un marginal, lo que no significa que no pueda ser crítico al respecto. Las ferias son parte del sistema del arte, (pero no son la finalidad del arte). Yo no he hecho nunca ningún esfuerzo por estar ahí, digamos que no me he desvivido por lograr ese estándar “profesional” que los artistas creen que se logra participando en una bienal, porque el arte para mi es lo mas cercano a un estado natural de las cosas. Cuando pierde esa naturalidad para volverse “profesional”, no hay arte. En último caso prefiero ser un francotirador que un “profesional”.


Recuadro:

Pintor, dibujante, performancista, escritor, músico. Vive y trabaja en Buenos Aires.
A los 18 años hizo su primera muestra individual en la galería Lirolay e ingresó a la carrera de Letras, de allí su amistad con los escritores Arturo Carrera y César Aira, y su encuentro con Amalia Sato, con quien inició el estudio de la literatura y el arte oriental.
En los años 80 compartió exposiciones y trabajo con Guillermo Kuitca,
Armando Rearte, Osvaldo Monzo, Rafael Bueno, Juan José Cambre, Sergio Avello, Pablo Suárez y Duilio Pierri. En 1985 se presentó en la Bienal de San Pablo.
Desde 1986 hasta 2004 fue artista de la galería Ruth Benzacar. Durante el mismo período hizo exposiciones en el CAYC y en el ICI, en museos del exterior, en las ferias internacionales ARCO y FIAC, y muestras antológicas en el Museo Nacional de Bellas Artes (1998 y 2004), la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta (2000) y el Museo de Arte Moderno (2003).
Desde 2005 está representado por la galería Vasari. Sus obras integran el patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Malba-Colección Costantini, Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro, Art Gallery of Western Australia, entre otras colecciones públicas y privadas de nuestro país y del exterior.