Articulo publicado parcialmente en la seccion cultura del diario La Nacion el jueves 30 de noviembre del 06.
Uff, ¡Que duro es esto de ser una estrella del porno nacional!
Por Eli Neira.
Ser parte del elenco de “Las aventuras familiares” la primera porno comedia de la historia de Chile, aunque sea en el humilde papel de extra como chica que atiende tras la barra de un céntrico café con piernas, me tiene con unas ojeras que si fuera yo varón, despertaría todo tipo de sospechas e ironías.
Quién me manda a meterme en estos berenjenales, pensaba anoche a altas horas de la madrugada moviéndome al ritmo sincopado de un chipún chipún en minúsculo bikini tras el mesón del Reina Azul, un típico café piernudo de la calle San Antonio, que de santo al lugar ya poco le queda.
Y es que de pura buena gente y por supuesto también movida por unas descomunales ganas de figuración, acepté participar de este delirante proyecto como titularía un diario amigo, ideado por las mentes enfermas del artista visual Cheto Castellano y el joven cineasta Daniel Benavides.
El proyecto es la primera aventura creativa de Castellano tras pisar suelo chileno, luego de un largo viaje de tres años que lo llevó entre otros rumbos por Estados Unidos y la mismísima China milenaria, lugar este último donde trabajó durante ocho meses con el artista belga Win Delvoye tatuando chanchos en Art Farm, suerte de granja experimental situada en las afueras de Beijin.
Según su equipo de trabajo local, este periplo renovó en Cheto su espíritu creativo y afectó también sus ideas, siendo la pornocomedia un claro ejemplo de los insospechados derroteros que tomó el arte para este artista oriundo de Pelarco.
En tanto el joven director Daniel Benavides, entre humo y piernas comenta que ve con fe y nervios este proyecto.
Según cuentan entre grito y grito sus creadores, la obra está concebida como un collage audiovisual que combina y pervierte las nociones de género tanto del cine como de la performance y las artes visuales.
La historia es una suerte de drama sicopático protagonizado por personajes extremos sacados del corazón del kitch nacional. Fiel al paradigma pop que instalara Warholl y su tropa de drogos desquiciados en la Factory, donde todos podían ser artistas, con solo pararse frente a una cámara y ser ellos mismos, Castellano y Benavente decidieron trabajar no con actores consagrados en el rubro o rostros de televisión, sino mayoritariamente con performancistas y gente de la calle, amigos y cercanos que tuvimos el infortunio de vernos un día tras el lente y bueno, la tentación es grande. Como dijo uno de los improvisados actores en algún momento del rodaje, “Todas queríamos ser putas”. Los roles de los porno star estarán a cargo de dos “amigos anónimos” de los directores, un malabarista y una joven actriz.
En el elenco hay figuras míticas del under santiaguino, así como también del accidentado movimiento performancero nacional. Puras joyitas, gente inquieta y creativa. Tenemos por ejemplo como una de las protagonistas a la actriz y performacera Carolina Jerez quien fuera por los 80 el paradigma de lo alternativo femenino. La acompaña Samuel Ibarra, quien junto a Daniela Aravena y la que escribe formamos parte de la pasada Bienal de Performances. También está en el Staff, Coco Rico, gran valor del performance internacional y el mismísimo Antonio Becerro que aparecerá en las últimas escenas.
“Yo interpreto a un travestí que se llama Trans y que es una pobre mujer prostituta que va tras la huella de Payaso que es su marido, mientras la hija de ambos, es decir nuestra hija padece un delirio pornográfico y hace todo lo posible por convertirse en estrella porno ”, afirma Jerez mientras el maquillador le empolva la nariz.
“Vamos a mezclar todo. Gente, géneros, disciplinas. La película abarca desde la comedia pasando por el porno y llegando a la ciencia ficción. Ahora de porno tiene bien poco, solo 3 minutos que es lo que en realidad va a durar la escena de sexo explícito, que en realidad es un efectismo, pero que estoy seguro bastará para encasillarnos. En tanto la historia cuenta a través de personajes delirantes, bien pop, pop sudaca, y sus aventuras por un Santiago nocturno y marginal, un descontento político que es a lo que finalmente queremos llegar. La trama termina con los tipos volando un emblemático edificio de Santiago que por ahora no vamos a revelar”, dice Castellano.
“Este proyecto ha hecho posible reunir a artistas de diferentes áreas en un formato que nunca antes se había explorado. Creo que esto es posible gracias a la actitud desprejuiciada que tienen aquellos que estuvieron mucho tiempo fuera como es el caso Castellano, que no tiene los temores que dominan la escena local. Él no teme hacer colapsar las estéticas”, afirma Samuel Ibarra, ex periodista, actual performer.
“Esta es una película de súper bajos recursos. Nuestro presupuesto apenas alcanza a unas 500 lucas todo el montaje. Es un experimento visual que nos damos el gusto de hacer”, dice Cheto.
El filme espera ver la luz a comienzos del próximo año, específicamente en el mes de abril según pronostican sus creadores.
Por Eli Neira.
Ser parte del elenco de “Las aventuras familiares” la primera porno comedia de la historia de Chile, aunque sea en el humilde papel de extra como chica que atiende tras la barra de un céntrico café con piernas, me tiene con unas ojeras que si fuera yo varón, despertaría todo tipo de sospechas e ironías.
Quién me manda a meterme en estos berenjenales, pensaba anoche a altas horas de la madrugada moviéndome al ritmo sincopado de un chipún chipún en minúsculo bikini tras el mesón del Reina Azul, un típico café piernudo de la calle San Antonio, que de santo al lugar ya poco le queda.
Y es que de pura buena gente y por supuesto también movida por unas descomunales ganas de figuración, acepté participar de este delirante proyecto como titularía un diario amigo, ideado por las mentes enfermas del artista visual Cheto Castellano y el joven cineasta Daniel Benavides.
El proyecto es la primera aventura creativa de Castellano tras pisar suelo chileno, luego de un largo viaje de tres años que lo llevó entre otros rumbos por Estados Unidos y la mismísima China milenaria, lugar este último donde trabajó durante ocho meses con el artista belga Win Delvoye tatuando chanchos en Art Farm, suerte de granja experimental situada en las afueras de Beijin.
Según su equipo de trabajo local, este periplo renovó en Cheto su espíritu creativo y afectó también sus ideas, siendo la pornocomedia un claro ejemplo de los insospechados derroteros que tomó el arte para este artista oriundo de Pelarco.
En tanto el joven director Daniel Benavides, entre humo y piernas comenta que ve con fe y nervios este proyecto.
Según cuentan entre grito y grito sus creadores, la obra está concebida como un collage audiovisual que combina y pervierte las nociones de género tanto del cine como de la performance y las artes visuales.
La historia es una suerte de drama sicopático protagonizado por personajes extremos sacados del corazón del kitch nacional. Fiel al paradigma pop que instalara Warholl y su tropa de drogos desquiciados en la Factory, donde todos podían ser artistas, con solo pararse frente a una cámara y ser ellos mismos, Castellano y Benavente decidieron trabajar no con actores consagrados en el rubro o rostros de televisión, sino mayoritariamente con performancistas y gente de la calle, amigos y cercanos que tuvimos el infortunio de vernos un día tras el lente y bueno, la tentación es grande. Como dijo uno de los improvisados actores en algún momento del rodaje, “Todas queríamos ser putas”. Los roles de los porno star estarán a cargo de dos “amigos anónimos” de los directores, un malabarista y una joven actriz.
En el elenco hay figuras míticas del under santiaguino, así como también del accidentado movimiento performancero nacional. Puras joyitas, gente inquieta y creativa. Tenemos por ejemplo como una de las protagonistas a la actriz y performacera Carolina Jerez quien fuera por los 80 el paradigma de lo alternativo femenino. La acompaña Samuel Ibarra, quien junto a Daniela Aravena y la que escribe formamos parte de la pasada Bienal de Performances. También está en el Staff, Coco Rico, gran valor del performance internacional y el mismísimo Antonio Becerro que aparecerá en las últimas escenas.
“Yo interpreto a un travestí que se llama Trans y que es una pobre mujer prostituta que va tras la huella de Payaso que es su marido, mientras la hija de ambos, es decir nuestra hija padece un delirio pornográfico y hace todo lo posible por convertirse en estrella porno ”, afirma Jerez mientras el maquillador le empolva la nariz.
“Vamos a mezclar todo. Gente, géneros, disciplinas. La película abarca desde la comedia pasando por el porno y llegando a la ciencia ficción. Ahora de porno tiene bien poco, solo 3 minutos que es lo que en realidad va a durar la escena de sexo explícito, que en realidad es un efectismo, pero que estoy seguro bastará para encasillarnos. En tanto la historia cuenta a través de personajes delirantes, bien pop, pop sudaca, y sus aventuras por un Santiago nocturno y marginal, un descontento político que es a lo que finalmente queremos llegar. La trama termina con los tipos volando un emblemático edificio de Santiago que por ahora no vamos a revelar”, dice Castellano.
“Este proyecto ha hecho posible reunir a artistas de diferentes áreas en un formato que nunca antes se había explorado. Creo que esto es posible gracias a la actitud desprejuiciada que tienen aquellos que estuvieron mucho tiempo fuera como es el caso Castellano, que no tiene los temores que dominan la escena local. Él no teme hacer colapsar las estéticas”, afirma Samuel Ibarra, ex periodista, actual performer.
“Esta es una película de súper bajos recursos. Nuestro presupuesto apenas alcanza a unas 500 lucas todo el montaje. Es un experimento visual que nos damos el gusto de hacer”, dice Cheto.
El filme espera ver la luz a comienzos del próximo año, específicamente en el mes de abril según pronostican sus creadores.
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